La puerta de los tres cerrojos nos habla de un niño de 14 años llamado Niko con una vida normal y corriente. Un día, apareció una frase en el techo de su habitación: ‘Si quieres que sucedan cosas diferentes, deja de hacer siempre lo mismo’. Decidió hacerle caso al cartel.
frase que me recordó a esta dicha por Albert Einstein
Fue al instituto por un camino distinto al que hacía siempre. En el camino, se cruzó con una casa que le llamó mucho la atención. Se paró en la puerta y una voz le dijo un acertijo. ‘Esta puerta tiene tres cerrojos. Solo se puede abrir con una llave. Esta llave abre las tres cerraduras. Lo malo es que no se le pueden hacer copias a dicha llave, y tienes que abrir las tres cerraduras a la vez. Abre la puerta, la llave está debajo de ti’. Supo resolverla, empujó la puerta y entró.Al pasar, una persona extraña le empezó a explicar cosas sobre ciencia, sobre lo poco avanzados que estábamos y todo lo que teníamos que avanzar para llegar a las tecnologías que él tenía. También le enseñó la creación de un universo con sus propios ojos, hizo que se acelerara porque duró muchísimo. Atravesaron una pared y llegaron a un mundo muy extraño, el mundo cuántico. Le presentan a dos gemelos de apariencia extraña. Los dos pasarían desapercibidos en su mundo, a pesar de que eran bajitos, pero la peculiaridad es que uno perecía que era viejito mientras que el otro parecía un niño. Esto es posible porque, en su mundo, ya se puede viajar a la velocidad de la luz. Al viajar a la velocidad de la luz, todas las personas que no están viajando en ese momento envejecen más rápido durante el tiempo en el que tú estás viajando.
Niko aprendió muchas cosas sobre física que él ignoraba, como por ejemplo, el principio de incertidumbre de Heisenberg, que dice que no se puede estar en una posición exacta a una velocidad exacta.
También buscó al gato de Schrödinger, que, aunque estaba en una caja, no sabían si estaba vivo o muerto.
Asistió a un concierto del Boss-on de Higgs, pasó mucho miedo con los agujeros negros, pero consiguió superar su miedo y darles esquinazo.
Tuvo que entrar en un laberinto que le fue muy difícil resolver y aprendió lo que es la luz: una onda y una partícula a la vez. En toda esta aventura, Niko hizo una amiga, Quiona, que le acompañó en la misión que tenía, salvar el universo cuántico.
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